Unas nuevas rodillas y caderas podrían también ayudar al corazón

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Unas nuevas rodillas y caderas podrían también ayudar al corazón

El reemplazo de articulaciones podría fomentar la actividad física en los pacientes de artritis, señala el autor de un estudio

Traducido del inglés: miércoles, 12 de marzo, 2014 HealthDay Logo

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MARTES, 11 de marzo de 2014 (HealthDay News) — Un reemplazo de rodilla o cadera podría proveer un beneficio sorprendente: una mejor salud cardiaca.
En un estudio de 2,200 personas a partir de los 55 años que sufrían de artritis, los investigadores hallaron que las probabilidades de un problema cardiaco grave o muerte se redujeron en un 37 por ciento entre las personas que se sometieron a un reemplazo de rodilla o cadera, en comparación con las que no realizaron esa cirugía.
«La artritis se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y muerte cardiovascular. Es posible que la artroplastia pueda reducir esos riesgos», planteó el autor líder del estudio, el Dr. Bheeshma Ravi, médico de la división de cirugía ortopédica de la Universidad de Toronto.
La artroplastia total de articulación es el nombre médico de la cirugía para reemplazar la articulación de la cadera o de la rodilla. Los pacientes del estudio sufrían de osteoartritis, el tipo de artritis que se asocia con el desgaste normal de las articulaciones.
Aunque el estudio halló un vínculo entre someterse a una cirugía de reemplazo de articulación en las personas con artritis y un menor riesgo de eventos cardiacos, no probó una relación causal.
«Nuestro hallazgo es nuevo y provocador. Tiene que sostenerse en otros estudios», dijo Ravi.
Explicó que las personas que tienen artritis de moderada a grave con frecuencia sufren de otras afecciones, como hipertensión y diabetes tipo 2, que con frecuencia se relacionan con la inactividad física.
«Cuando se observan los niveles de actividad recomendados por la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) y otras directrices, no es tanta actividad (30 minutos al día), pero mucha gente no puede hacerlo por la artritis», explicó Ravi.
Los investigadores observaron datos de personas con artritis de moderada a grave que vivían en la comunidad. Todos tenían más de 55 años, y la artritis se confirmó mediante radiografías. El estudio comenzó en 1996, y se dio seguimiento a los participantes hasta su muerte o hasta 2011.
Para abordar la preocupación de que las personas que se someten a cirugía podrían estar más sanas que las que no, Ravi y sus colaboradores emparejaron a las personas que se habían sometido a cirugía y a las que no según la edad, el sexo y otras afecciones de salud. También descartaron a todos los que se sometieron a cirugía en los tres primeros años del estudio.
El análisis final contenía 162 parejas equivalentes. Las personas que se sometieron a cirugía redujeron sus probabilidades de un evento cardiaco grave o muerte en un 37 por ciento, indicaron los resultados.
Ravi dijo que el motivo más plausible del declive en el riesgo fue la capacidad de ser más físicamente activo. Dijo que hay otras teorías, como que la artritis podría aumentar la inflamación, lo que aumenta el riesgo de ataque cardiaco, y que al reemplazar la articulación, la inflamación podría reducirse.
Otra posibilidad es que los analgésicos podrían aumentar el riesgo de problemas cardiacos, o que el dolor y los efectos de estrés del dolor podrían aumentar el riesgo de problemas del corazón. Ravi planteó que quizá todos los roles anteriores podrían tener algo que ver, pero los investigadores sospechan que el aumento en la movilidad probablemente tenga el mayor impacto sobre el riesgo cardiaco.
Otro experto afirmó que el estudio era «muy alentador».
«Los cirujanos ortopédicos con frecuencia están acostumbrados a atender a las poblaciones más sanas, y quizá sean renuentes a realizar cirugía en alguien con una enfermedad cardiaca», apuntó un cardiólogo, el Dr. John Erwin III, profesor asociado y vicepresidente del departamento de medicina interna de Baylor Scott & White Healthcare en Temple, Texas.
«Aunque obviamente una cirugía tiene riesgos, incluso a los ex pacientes cardiacos les puede ir bien tras una cirugía de reemplazo de cadera, y su calidad de vida mejora», aseguró Erwin.
Erwin se mostró de acuerdo en que la capacidad de moverse probablemente fue la que cambio más las cosas con respecto al riesgo cardiaco. Además de los beneficios físicos, apuntó que recuperar la independencia también supone un gran cambio en los síntomas de depresión de los pacientes, lo que también puede afectar al riesgo cardiaco.
La cirugía de reemplazo de articulaciones conlleva riesgos. Incluyen daños en los tejidos y nervios, infecciones, la necesidad de una nueva operación, coágulos sanguíneos e incluso la muerte, según Ravi, autor del estudio. «Los beneficios de la cirugía deben sopesarse cuidadosamente frente a los riesgos. Si uno está bastante enfermo, la cirugía podría ser un problema», advirtió.
Y las personas también deben saber que la recuperación es larga. «La mayoría de estudios muestran que las personas comienzan a sentir muchos de los beneficios a los seis meses, aunque es algo variable. En general, las personas pueden volver a las actividades normales en un plazo de seis meses a un año», apuntó Ravi.
Para las personas con una artritis más grave, Ravi apuntó que no hay muchas opciones más. La gestión médica con analgésicos o inyecciones pueden ayudar con las etapas iniciales de la enfermedad, pero no tanto cuando la artritis está más avanzada. Apuntó que si la artritis interfiere con la vida diaria, y evita que se hagan las cosas que se desean, quizá lo mejor sea hablar con el médico sobre la cirugía.
Ravi y sus colaboradores presentarán los hallazgos el martes en la reunión anual de la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (American Academy of Orthopaedic Surgeons), llevada a cabo en Nueva Orleáns. Las investigaciones presentadas en reuniones se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTES: Bheeshma Ravi, M.D., Ph.D., physician, division of orthopedic surgery, department of surgery, University of Toronto; John Erwin III, M.D., senior staff cardiologist, associate professor and vice chair, department of internal medicine, Baylor Scott & White Healthcare, Temple, Texas; March 11, 2014, presentation, American Academy of Orthopaedic Surgeons annual meeting, New Orleans
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